Mediados por el latín “focus”, los vocablos “hogar” y “hoguera” son dos palabras cuyos significados, hoy en día, nos parecerían nada cercanos. Quizá la inflexión nació del hecho de que los seres humanos solían reunirse alrededor de cuerpos de fuego para resguardarse de múltiples peligros, mantener cierta visibilidad y, desde luego, abrigarse de las intempestivas sorpresas del clima nocturno; necesidad que más adelante satisfarían casas de concreto, madera y los más variados materiales, nuestros hogares. El medio es el fuego. Tal como en la historia de Marianne y Héloïse, el fuego es el testigo de una historia de intimidad, cercanía, confianza y amor.