Todo empezó con una depresión de esas que te hacen creer que eres incapaz de hacer cualquier cosa. En mi caso, la fortuna es tal que, aún ahí, me encontré con la paciencia y el amor de mi familia que por momentos me padeció más de lo que me disfrutó. No es sencillo toparse con la realidad ni tampoco es sencillo atreverse a iniciar algo.
En una época donde todo fluctúa con un vaivén cada día más rápido, en el que atreverse a escribir resulta una empresa prehistórica, en Filosofía Millennial nos hemos atrevido a soñar con ser el emoji del futuro.
Allá por los años dosmiles, cuando yo crecí, se contaba una historia así: el lenguaje pictográfico, cuenta la Historia, fue eventualmente dejado atrás en favor del elegante y superior lenguaje escrito que conocemos hoy: vocabularios, palabras, reglas ortográficas y gramaticales, etcétera. Se hablaba incluso de que aquellos modos de comunicación eran bárbaros y que sólo permanecían en casos especiales por mera practicidad.
Hoy, veinte años después, nos encontramos con que cada vez el lenguaje se simplifica más y más y se engloban ideas complejas en pequeñas imágenes o símbolos. Nuestra inteligencia emocional hoy debe caber en alguno de los emojis disponibles en el teclado del teléfono móvil, si no, somos muy anticuados o «nos complicamos demasiado la vida».
No digo que sea malo pero, al final, mi formación de filósofo y clasicista me sugieren que hay más en las almas humanas y sus psicologías que la mera expresión de su ser en símbolos predeterminados. El lenguaje escrito, creo, tiene a su favor la cualidad de permitir innumerables combinaciones cada vez más sugerentes e interesantes si uno así se lo propone.
Bajo esa pretensión nos hemos atrevido a escribir noticias cotidianas de los mundos de la música y el entretenimiento. También hemos añadido un editorial, que se publica semanalmente en Diario Imagen, donde procuramos no sólo expresarnos más allá de símbolos e imágenes sino que también buscamos acercar a los lectores a reflexiones filosóficas.
La idea es reconocer que el espacio del entretenimiento es uno compartido y que aún ahí uno puede encontrar algo nuevo en qué pensar o una forma nueva de ser humano. Al mismo tiempo, se pretende demostrar que la filosofía no es una materia pesada, gris y soberbia, por el contrario, que es parte de una necesidad humana de encontrar sentido, de hacerse preguntas más allá del mero ir y venir de la vida.
Así, con mucho gusto les presentamos Filosofía Millennial donde encontrarán información relacionada con entretenimiento y reflexiones filosóficas. Creemos que es momento de dejar atrás las expresiones simplificadas de la realidad y que hay que apostar por expresar todo aquello que no cabe en un emoji.
Nuestra información procurará mantenerse en la lógica de la cotidianidad y recogerá las noticias más interesantes del día, mientras que nuestro editorial buscará partir de alguno de esos mismos objetos de entretenimiento para compartir una reflexión filosófica y humana que sea de utilidad al lector más allá del mero consumo de datos.
Bienvenidos, pues, a Filosofía Millennial. Ojalá el camino les sea tan disfrutable como lo es para nosotros hoy y les ayude para salir de esos ensortijados acertijos propios en los que vivimos todos y encontrar herramientas racionales, conceptuales y humanas para entender mejor a los otros seres humanos y convivir más sanamente con ellos en la esperanza de hacer nuestras propias vidas y las de los demás, por lo menos un poquito, mejores.