


Ganar el Juego de Tronos.
Debo decir que no fui el mayor de los aficionados a Game of Thrones, de hecho, es hasta recién esta última temporada que empecé a seguir con rigor la trama de esta serie intrigado por saber cómo terminaría esta historia tan bien reputada. No se me escapa la relevancia de la serie, la calidad de su trama y el valor de su producción. El impacto de algunos de sus momentos y personajes en la cultura popular es innegable; como la Boda Roja, la muerte de Hodor, la amenaza que implicaron los White Walkers o, ahora, las hazañas de Arya, la muerte de Daenerys y el triunfo de los Stark.

Pikachu de la vida real
Todos los que alguna vez jugamos alguna de las versiones de Gameboy de Pokémon soñamos despiertos con la posibilidad de monstruos fantásticos como esos, tan tiernos, tan interesantes, tan peculiares, tan poderosos y enigmáticos. Al fin, la mercadotecnia y el CGI lo hicieron posible en Detective Pikachu y lo que aprendí al respecto es que esos pequeños monstruos de hecho existen, sólo que no como fantaseamos algún día.

Aprender a reírse de uno mismo.
Esta semana tuve la oportunidad de conocer un nuevo bar dedicado exclusivamente a la comedia y el stand up, BOOM Stand Up Comedy Bar. Ya antes había ido a shows de stand up y suelo disfrutarlos mucho y este caso no fue la excepción, aunque acá tuve la ocasión de ver a algunos comediantes que están terminando de pulir su material al lado de otros que ya están más que hechos y algunos más que están en una transición interesante entre la excelente comedia y la exploración cómica.

Época de mitología moderna.
Uno de los primeros recuerdos que tengo es ver las series animadas de Spiderman y los X-Men con mi hermano; creo que desde entonces me empecé a familiarizar con el mundo Marvel. Después uno que otro cómic — no muchos para ser sinceros —, tarjetas coleccionables y hartos juguetes y videojuegos relacionados con los diferentes personajes de este mundo fantástico. Siempre tuve ese amigo o esos amigos que eran “mis expertos en cómics” a quienes consultaba dudas y a quienes pedía me explicaran lo que había sucedido en tal o cual historia. Luego, la explosión: películas, series y un Universo Cinematográfico.

El síndrome de Peter Pan.
Desde 2012, cada vez que cumplo años me gusta escuchar una canción de la banda tapatía Descartes a Kant, que se titula The Peter Pan’s Syndrome (que se traduce como El síndrome de Peter Pan). La canción expresa, con el excéntrico, único y adictivo estilo de esta banda, el sentir de una chica que cumple años pero que odia toda la parafernalia que se genera alrededor de este evento.

¡Salud!
Prácticamente desde que tengo memoria he vivido con obesidad. Si recuerdo dos o tres años de mi vida sin sobrepeso es mucho. Siempre que reflexionaba sobre el asunto pensaba que se trataba de algo incontrolable, algo que no podía detener y que era parte de mi personalidad. Con los años entendí que es el resultado de una impulsividad, constante ansiedad y denso nerviosismo que me acompañan a dondequiera que voy.

Ceremonia de diversidad.
Hace algunas semanas dediqué una columna a Rosalía, cantante española que ha roto paradigmas y ha llamado la atención de manera positiva con su propuesta musical, visual y discursiva; allí prometí que eventualmente escribiría sobre el último elemento de su proyecto que me hacía falta evaluar: su show en vivo.

Armando Vega Gil.
El caso de Vega Gil ha suscitado opiniones de todo tipo. Se ha leído como un chantaje mediático por ciertos feminismos, pues el victimario se habría victimizado y, también, se ha leído como la consecuencia de una imprudencia técnica que asume sin ningún pensamiento crítico ni rigor documental las acusaciones de las usuarias de redes sociales.

Bienvenidos a Filosofía Millennial: noticias, música y entretenimiento en la era del emoji.
Todo empezó con una depresión de esas que te hacen creer que eres incapaz de hacer cualquier cosa. En mi caso, la fortuna es tal que, aún ahí, me encontré con la paciencia y el amor de mi familia que por momentos me padeció más de lo que me disfrutó. No es sencillo toparse con la realidad ni tampoco es sencillo atreverse a iniciar algo.

Filosofía Millennial.
Dicen que los millennials no nos comprometemos con nada. Yo creo que esta afirmación tiene algo de verdadero, pero también tiene una explicación.