En el cine no todo son comedias románticas, thrillers, aventuras, acción, dibujos animados, dramas o historias de superhéroes, también existen películas que buscan explorar ingeniosas ideas sin que necesariamente ello sea un producto convencional. Tal es el caso de The Art Of Self-Defense que logra combinar con precisión humor negro, comedia, y una historia de suspenso, thriller (por momentos incluso auténtico miedo).
Protagonizada por un Jesse Eisenberg que vuelve a este perfil timorato, ansioso, antisocial y retraído que tanto ha cultivado, la película aporta un novedoso giro oscuro a las paranoias que aquejan a los seres humanos de ciudad pasando por ingeniosos comentarios sobre la venta de armas, las inseguridades, la vulnerabilidad, la masculinidad y, por supuesto, el karate.
Claro, para aquellos que conozcan las bases de este arte marcial, hay que advertir que acá nos topamos con una versión retorcida del karate que, desde lo narrativo, Riley Stearns (escritor y director) logra explotar de una manera riquísima, intrigante, pero eso sí, lejana de las bases que defienden los verdaderos herederos de esta disciplina.
La trama, que resulta una de esas que necesitas conocer in situ y que te recomendamos evites adelantar demasiado, parte de una premisa simple: un joven tímido y desprotegido que es atacado misteriosamente decide tomar lecciones de karate (autodefensa) para superar lo sucedido y no volver a ser víctima de ese tipo de agresiones. La riqueza, empero, está en el modo en que Stearns nos cuenta esta historia.
La capacidad con la que va y viene entre comedia, oscuridad, terror, suspenso, miedo, sensibilidad y auténtica desfachatez y, sobre todo, el modo en que todos estos elementos se van entretejiendo para construir una poderosa idea y crítica social al tiempo que dibuja, con la estructura de su historia, un virtuoso círculo episódico.
En lo técnico la película no destaca especialmente por el uso de tomas o recursos elabordísimos, sin embargo, es potente en su comunicación visual, a través del uso pertiente de colores y texturas. En lo narrativo, un humor que, en definitiva, no es para todos pero que resulta efectivo y muy bien marcado muy cuidadosamente imbricado con un suspenso con el que, no obstante, es imposible no quedar atrapado y cautivado.
En conclusión una película entretenida, rica, atractiva y que apela a la sensibilidad social contemporánea pero, sobre todo, una excelente muestra de balance, cadencia y transición englobadas en un tono excelentemente bien logrado y consistente.