Para estos momentos referir al fallecimiento de uno de los intérpretes mexicanos más importantes de nuestra época resulta ya de perogrullo, porque así de grande fue su figura, porque así de grande fue su talento y porque así de grande fue el alcance de la capacidad de su voz de conmover a millones.
En Filosofía Millennial no quisimos dejar pasar desapercibida tan significativa pérdida así que decidimos abordarla desde uno de los impactos más contundentes que el cantante generó: su impacto en la escena del rock latinoamericano de los años noventas. El Príncipe de la Canción fue el objeto de uno de los discos homenaje más relevantes de la escena, por aquellos años, rebelde de la última década del siglo pasado, mismo que significaría el lanzamiento a la fama de muchas de estas bandas, la consolidación de otras y, simplemente, uno de los mejores trabajo hechos en la historia del rock latino.
Un Tributo (a José José), nombre del material discográfico, marcó tendencia; de sus excelentes notas, arreglos y covers surgirían otros grandes discos como Viva Tin Tan, El Más Grande Homenaje a Los Tigres Del Norte, Amo al Divo de Juárez, y otras joyas musicales que no habrían tenido lugar sin el éxito probado que marcó el disco dedicado a José José.
En parte, por lo reconocida que es la música del intérprete, claro está, pero quizá de manera más importante, por el modo en que nos demostró que el rock en Latinoamérica no existiría sin estos antecedentes y contemporáneos que no son necesariamente rockeros. La muestra de que el rock en nuestra región está lejos de los purismos y más hecho para los eclecticismos que abrevan de diferentes lugares y, en ese contexto, exhibiendo a José José como una de las grandes fuentes detrás del éxito de agrupaciones como Control Machete, Café Tacvba, La Lupita, Maldita Vecindad, Molotov, El Gran Silencio, Jumbo e intérpretes de la escena como Beto Cuevas, Julieta Venegas y Leonardo de Lozanne; en pocas palabras, una selección de varios de los talentos más destacados de aquél momento del rock en español.
La versión original de 1998 tuvo un relanzamiento 15 años después, en 2013, en el que se incluyó una secuela que trató de tomar la estafeta de su antecesor con otra selección de grandes talentos de este nuevo momento del rock latino. Así, Carla Morrison, Panteón Rococó, Liquits, Torreblanca, Natalia Lafourcade, Paté de Fuá, Los Bunkers, Instituto Mexicano del Sonido, Dapuntobeat, Los Románticos de Zacatecas y muchos más artistas se unirían al reconocimiento del gran impacto que la música del intérprete mexicano tuvo en la escena irreverente de la música latinoamericana.
Así fue cómo en 1998 y 2013, el intérprete mexicano demostró que la música, entregada con sinceridad y talento genuino, es capaz de cruzar las barreras que podrían implicar las diferencias de género musical. Hoy, se enfrentará a su más grande reto, uno que, dicho sea de paso, ya va conquistando: demostrar que su música será capaz de cruzar las barreras de la ausencia física, de la muerte, para contagiar a las futuras generaciones con su irremplazable voz.