Como explicó en una reciente entrevista, el referente estadounidense del protopunk, Iggy Pop está de vuelta con un álbum que clama por su libertad creativa, por la necesidad de explorar con mayor intimidad, franqueza y sin ataduras a géneros o rubros específicos la propia libertad creativa. Así, nos presentó un cautivador y contagioso tema titulado James Bond y un track más calmado que experimenta con recursos electrónicos titulado Sonali.
Así, llega por fin a nuestros oídos el nuevo material del músico, Free. El disco es una muestra de que los años de carrera no se consiguen sin esfuerzos, trabajo y calidad. Con una experimentación muy atinada, pero, sobre todo, con un sonido definido que no necesita demostrar nada sino, exclusivamente, lucirse, Iggy potencia su voz con el recurso a las estructuras del rock clásico, pero también algunas del jazz, pero también algunas del blues. Y así, transitando libremente entre sonidos nos da una muestra de talento más allá de las vigencias, modas o ataduras a géneros (vía simbolismos o vía consignas pasadas):
El álbum se compone por diez temas y tiene una duración de poco más de treinta minutos. Transita con una destacable fluidez entre los diferentes estilos que explora sin defraudar a quienes esperan de él buen rock, estridencia y algo de potencia musical y sin dejar de ser íntimo, introspectivo y fresco en lo general.