Apostar por una secuela, sobre todo de películas que parecería que no tienen nada más que contarnos, resulta muy arriesgado en estos días. Hemos visto ya muchas películas regresar de manera forzada y sin sentirse del todo bien y, en muchos casos, incluso echando a perder lo bueno de sus antecedentes.
Zombieland: Doble Tap, afortunadamente, es todo lo contrario, una segunda parte que, si bien parecía innecesaria, resulta efectiva, emocionante, graciosa y entretenida de principio a fin. Haciendo los precisos callbacks a momentos de su primera entrega y refrescando su trama con una nueva aventura y la adición de nuevos personajes, esta película vale la pena cada segundo.
Las risas que logra esta cinta son estridentes, carcajada, pero eso sí, sólo para quienes tienen el gusto del verdadero humor negro, sin miedo a ver efectos sangrientos y asquerosos y que ello constituya un chiste, o bien, sin reservas frente a un sarcasmo constante y ácido que, además de todo, resulta ingenioso e inteligente.
Con la visita a lugares como la Casa Blanca del mundo del apocalipsis zombie, la búsqueda adolescente de Little Rock (la más joven de esta heterodoxa familia), las referencias a la figura de Elvis e, incluso, nuevos tipos de zombies, Zombieland 2 logra refrescar la franquicia sin traicionar en lo más mínimo los principios que generaron el culto y admiración que envuelven a la primer entrega de la saga.
Woody Harrelson, Jesse Eisenberg, Emma Stone y Abigail Breslin vuelven en el tono adecuado, como si no hubiesen pasado diez años desde sus últimas interpretaciones de Tallahasse, Little Rock, Columbus y Wichita. La historia continúa con una naturalidad que fluye sutilmente y con ese mismo ritmo suma las participaciones de Zoey Deutch (The Politician), Rosario Dawson (Daredevil), Thomas Middleditch y Luke Wilson; perfectamente colocadas, en el tono necesario y surgiendo de dinámicas situadas en los momentos correctos: sin exageración alguna (al menos ninguna fuera de la lógica de Zombieland).
Destaca particularmente el trabajo de Zoey Deutch como Madison, quien se convierte en el vehículo de la trama y, por tanto, de las nuevas dinámicas, retos y aventuras a las que se enfrentará esta peculiar familia de forajidos. Por lo demás, los efectos especiales son impresionantes, realistas, novedosos, impactantes pero, no obstante, atenuados, sin violencia gratuita ni que rebase los límites de esta historia; manteniendo (e incluso elevando) la creatividad irónica característica establecida por la primera parte de esta franquicia.
Vuelven las reglas de Columbus (#1 Cardio, #2 Double Tap, etcétera), vuelven los diálogos cínicos, irónicos, ácidos y sarcásticos, vuelven los premios y récords de esta cacería de zombies, pero, más que todo, vuelve en grande Zombieland con una secuela digna de las excelentes cualidades de su primera entrega.
Todo ello, me parece, sin que sea absolutamente necesario conocer la primer película; claro, si viste la primera entrega podrás cachar un par de chistes y referencias más, sin embargo, en lo fundamental, Double Tap se sostiene por sí misma y en un ritmo constante que te mantendrá invertido en la película durante su poco más de hora y media de duración.
Hay una escena post créditos, casi inmediatamente después de los primeros nombres, así que difícilmente te la perderás. Es un atinadísimo callback a uno de los momentos emblemáticos de la primer entrega que agradecemos todos los que hemos sido atrapados por el particular sentido del humor de estas cintas de Ruben Fleischer, Rhett Reese, Paul Wernick y David Callaham.
En conclusión, este film es garantía de entretenimiento, risas y diversión pura para quienes gusten y compartan el sentido del humor negro con toques violentos y apocalípticos; con un guión que se sostiene por sí mismo y se justifica sin elaboraciones hipercomplejas; y, afortunadamente, una redonda segunda parte para una sensacional saga con un excelente elenco.