Durante su carrera, Kanye West se ha caracterizado por una cosa más que cualquier otra: su impredictibilidad. La incapacidad de saber con qué nueva «locura» nos sorprenderá o qué nuevo «disparate» convertirá en misión propia. Así, ha pasado ya por polémicos apoyos políticos, polémicas declaraciones, letras misóginas, misántropas y, ahora, por un giro al cristianismo y a la religión como el nuevo motivo de su música.
De este modo, Jesus Is King se convierte en el diálogo del músico con Jesucristo y en una confesión personal por una renovada identidad religiosa que, por ahora, abrazará el rapero. Si bien esta decisión puede sonar fuera de lugar y quizá le cueste la admiración de algunos fans que no compartirán este giro personal, cabe mencionar que en lo musical Kanye sigue siendo propositivo y vanguardista.
Como es lógico, el género gospel, sus organillos, coros y estructuras, que tanto se ha identificado con un ala de la cultura afroamericana (después de todo figuras como Martin Luther King estuvieron ligados a la religión también), empapan el rap que nos da Kanye en esta ocasión. Sin embargo, esto no deshace el recurso a ritmos, beats y fraseos propios del trap, rap y el hip hop clásicos de los que Kanye se ha nutrido durante su carrera. El giro, el gran giro, son su letras que, quizá demasiado personales o quizá demasiado cercanas a la prédica religiosa , nos muestran un Kanye West desconocido y que parece realmente comprometido con este cambio.