Es innegable el crecimiento paulatino y bien construido con el que Stranger Things ha elaborado sus distintos desarrollos. La primer temporada de este proyecto tomó a todos por sorpresa pues, lanzada en pleno verano, la serie fue catalogada por muchos como un éxito fortuito, accidental. Una buena serie pero no para tanto.
Su segunda temporada, en definitiva, mostró que lo construido en la primer entrega podía ir a más y debía hacerlo; de ese modo, empezó a construir alrededor de lo que atrapó a millones de fans en una primera entrega. Esta parte, salvo un polémico episodio, fue bien recibida pero, con todo, quedó en medio, en la transición, en el «veremos qué pasa».
Así, llegamos a una tercera temporada que rompe los esquemas desde el primer segundo que, tal como sus personajes, se atreve a crecer, a dar un paso a lo que sigue y a alcanzar un lugar más oscuro que sus antecedentes. Sin duda alguna nos encontramos ante la mejor temporada de la serie hasta el momento; con una construcción narrativa impresionante, prácticamente poética por momentos y con una dirección que raya en la perfección. Con texturas y sentidos bien definidos, con paso bien marcado y que no escatima en dar grandes o pequeños saltos.
Con lo anterior se especula que la cuarta entrega de esta serie, que recién rompió records de audiencia en Netflix, con más de 42 millones de espectadores, sea la entrega final de la misma. Todo parece indicar que, de no serlo, podríamos acercarnos a una extensión forzada y sin sentido de una excelente trama que ha mostrado una ejemplar evolución narrativa.
El territorio al que nos enfrentaremos en la próxima temporada, según nos deja entrever la escena post créditos de esta tercera temporada, apunta a los planes secretos de los rusos, incluso, se adelanta, el posible regreso de Hopper quien, se piensa, puede haber sobrevivido entrando o quedando atrapado en el Upside Down. A esto habrá que sumar la aparente pérdida de poderes de Eleven y el nuevo escenario que se pinta para el grupo de amigos que ahora se encuentran separados entre sí.
La construcción de los personajes difícilmente irá a más por la edad de los protagonistas de esta serie, que cada vez se acercan más a su adolescencia tardía. Por tanto, es muy probable que nos encontremos en la antesala de un gran final que nos permita ver lo que sucederá con el Mindflayer que, nos queda claro ahora, tiene una cierta inteligencia propia y cada vez crece más y más, alimentándose de los seres humanos y aprovechando de manera, aún desconocida, de las habilidades especiales de Eleven.
Esta serie se ha caracterizado por referir a obras fílmicas de la década de los años 80, con excelentes referencias a figuras como Arnold Schwarzenegger (quien está de vuelta como Terminator), películas como Los Gremlins, Los Cazafantasmas (que regresan en 2020), Volver al Futuro o eventos históricos como la Guerra Fría que sirve de escenario para este relato.
En Filosofía Millennial, vemos poco futuro para esta serie más allá de máximo dos temporadas; sin embargo, como buenos aficionados al cine y las series nos gustaría proponer de antemano una referencia fílmica más. Si bien ya han hecho referencias a la estética de Stephen King en esta serie y, en específico, a la adaptación de la época de Eso; nos encantaría ver un salto temporal con versiones adultas de Eleven, Will, Nancy, Max, Steve, Mike, Lucas, Dustin y Jonathan, justo al modo que el clásico de King lo hace (y lo hará en la nueva entrega de su reboot). Por demás, como todos esperamos que la serie se extienda sólo en la medida en la que sea capaz de seguir mejorando sin estropear la coherencia de la misma y construyendo un argumento final a la altura de su más reciente temporada.