La segunda película como director del actor mexicano Gael García Bernal tuvo la distinción de presentarse en el festival de Cannes antes de su estreno y si bien se ha elogiado la temática que señala esta película, se ha criticado el trabajo como director de García Bernal y el desarrollo obscuro de la trama.
Habría que adelantar que parte de estas críticas tiene que ver con la falta de comprensión de los grises y las contradicciones que se dan lugar en los pueblos de México, donde se sitúa la película, específicamente en San Gregorio Atlapulco, Xochimilco. La intención del film es plantear la realidad de muchos jóvenes que al ver frustrada la satisfacción de sus necesidades encuentran en el crimen y la violencia un camino para la subsistencia.
Aunque la premisa es muy buena y la realidad que retrata urgente y relevante, el trabajo de dirección de García Bernal y el guión mismo de la película han sido criticados por los escenarios poco claros que plantea, sobretodo por el modo tan abrupto de transitar entre un humor muy absurdo, una técnica melodramática excesiva para el gusto de los críticos de cine y escenas de violencia muy directas e impactantes.
En resumen se critica fundamentalmente la discontinuidad narrativa que puede generarse en el transcurso de esta película que vuelve muy complicado asimilar el tono específico de la misma. Sin embargo, la denuncia social que hace su premisa y algunas de sus escenas que se dicen bien logradas se convierten en un elemento imposible de ignorar y que ha de detonar muchas reacciones y debates nacionales y latinoamericanos pues se trata de situaciones que se conocen de primera mano de este lado del Mundo.
En Chicuarotes, entonces, encontraremos una película con algunos atropellos técnicos, desde los ojos de los críticos profesionales, pero con un mensaje que funcionará muy bien para quienes conocemos de primera mano estas realidades y un tono que, aunque podrá ser difícil de captar plenamente, no nos es ajeno en las particulares narrativas de la televisión y cine en América Latina. Por tanto, una película que merece que se le dé la oportunidad y a la que hay que llegar esperando comprender su mensaje y asimilar su narrativa, su lógica interna.