Ayer por la noche, en el Lunario del Auditorio Nacional de la Ciudad de México, un combo de proyectos caracterizados por fusionar el rap y hip hop con ritmos diversos llenaron de energía, emoción y frenesí al público asistente. Cada uno con su estilo particular y con misiones muy distintas, The Guadaloops, Los Petit Fellas y Kontra Marín encendieron los ánimos de su público creando un ambiente de baile, canto y puro desahogo puro.
Kontra Marín.
El encargado de poner el tono de la noche al ser el primero en presentarse fue el hip hopero guatemalteco Kontra Marín. Frente a un público compuesto por un considerable porcentaje que ya lo esperaba y otro grupo de asistentes que estaban ahí para descubrir su música, Kontra se plantó en el escenario con una convicción clarísima y un estallido de actitud, sinceridad y flow.
El guatemalteco venía por todo y no se guardó nada, así lo demostró, con un setlist que fue creciendo en potencia y actitud. Las canciones más personales como Casi, una de las primeras de su presentación, poco a poco fueron dando paso a un Kontra más estridente, más frenético y que contagió con su energía al público conforme sus beats (y su cabello) se iban soltando.
Uno de los momentos más altos de su presentación llegó cuando un Kontra Marín, ya con el cabello suelto, ya sin playera, ya sin reserva alguna, se acercó al público a medida que las impetuosas y poderosas barras de Kontra Todos sonaban; sólo para desembocar en la unión de público y artista al corear desaforadamente «¡Kontra todos!,¡Kontra todos!,¡Kontra todos!»
Así, el de Guatemala nos dejó en claro que esta no será la última vez que lo veremos en México (se presentará el próximo 30 en el Foro Bizarro) pues su talento, su música y su manejo del público y el escenario, está ya probado, están a la altura de los artistas más sólidos de la escena latinoamericana.
Los Petit Fellas.
Con un «¡Feeellaas, Feeellaas, Feeellaas!» de fondo, el público ya anunciaba y ansiaba la llegada de los colombianos. No pasaron más de 10 segundos para que el ambiente estallara; desde el primer acorde Los Fellas ya tenían al público en la palma de la mano. Entrega que los colombianos agradecieron con un altísimo nivel de energía que hizo que, ya para el segundo tema de la presentación, Nicolás Barragán, vocalista de la banda, se lanzara al público para compartir con ellos el baile, la vibra, la música y una dinámica que reventaría en un inolvidable salto grupal de los asistentes al Lunario.
Con las tensiones y emociones desembocada en música, el acto dio paso a momentos de mayor estabilidad, calma y enfoque en las melodías. Así llegaron temas que prepararon el camino para las primeras notas de Antes de Morir, uno de los temas más coreados de la noche y que pusieron a tono al público para lo que se venía.
Dando inicio al bloque final de su presentación la banda aprovechó para dar un mensaje de conciencia frente a la situación de países como México, Colombia, Nicaragua, Bolivia y, por supuesto, Chile que hoy por hoy enfrentan diferentes luchas sociales y políticas. El mensaje derivó en un inesperado, sorpresivo y atinado cover a Gimme The Power de Molotov que marcó la tónica contestataria, emotiva, impetuosa y enérgica con la que se mantendría la presentación hasta las últimas notas de la agrupación colombiana.
The Guadaloops.
Con un público aún emocionado pero, al mismo tiempo ya mellado por tan electrizantes presentaciones previas, un ambiente de nerviosismo y ansiedad generalizada se respiraba en el Lunario mientras esperábamos la confirmación de que The Guadaloops estaban listos para iniciar su presentación. Fue así como un «¡Ya estamos!» del equipo de sonido de la banda inició los gritos de alegría de los asistentes que se percataron de la noticia sólo para transformar a un público que con las primeras notas de La Teoría de la Felicidad se olvidó de cualquier cansancio para entregarse y desvivirse en baile, canto y escándalo para la banda estelar de la noche.
La presentación continuó con Meta-Crush con un Tino que no paraba de moverse en el escenario y con los cautivadores, suaves e inconfundibles vocales de Fermín. El ensamble de todos los elementos de The Guadaloops materialmente cobró vida frente a los ojos y oídos de todos los que estuvimos ahí con una presentación cautivadora desde el «one, two punch» que fue este arrasador arranque.
Durante la presentación temas como Ven, Hombre Caja, Cornelia y Luminas se dieron cita. Mientras la poesía musical de The Gudaloops cobró vida con Caoscrito, abriendo un íntimo, místico y contemplativo momento en el que la banda decidió dar a conocer un nuevo tema del nuevo disco que están preparando.
Finalmente, la noche viajó en el tiempo hasta 2014 para dar lugar a Cada Que Es Abril, uno de los temas que enloqueció al público sólo para perderse en un atemporal trance musical que pasó por Somnífera sólo para despedir a la banda en su punto más alto, comprometido y conectado con su público con las inconfundibles, contagiosas e inolvidables notas de Nunca es Tarde, mismas que aún después de la presentación sonaban coreadas por algún fan caminando de regreso a casa. Mismas que aún hoy suenan en mi cabeza y, me imagino, en la de muchos otros que compartimos la cálida noche de ayer en el Lunario de la Ciudad de México.