Con una carrera de 60 años de música resultaría difícil esperar innovación y frescura de cualquier compositor, pero parece que ese no es el caso con Paul McCartney, quien, 40 años después de su primer álbum como solista McCartney y 30 años después de su secuela McCartney II, estrena el tercer episodio de esta serie de discos: McCartney III.
El álbum fue un producto del aislamiento del músico inglés en su casa de campo. Se grabó en Sussex, Inglaterra y se promocionó con una ingeniosa dinámica que dejó las partituras de cada una de estas canciones en distintas ciudades del mundo, permitiendo a músicos de distintos lugares del globo presentar sus propias versiones de estos temas como un anticipo a su estreno oficial.
Si bien los sonidos de este nuevo material podrán parecer familiares por lo arraigados que se encuentran sus elementos ya en la cultura popular , en el pop internacional y en la historia del rock pop; la exhibición de McCartney es viva, sólida, refrescante y reiterativa de una pasión, efectividad y precisiones que a la fecha siguen siendo insustituibles.